SI EL PUEBLO CAMBIA TODO CAMBIA.

¿QUÉ NOS PASA EN PANAMÁ?

En los últimos días han asesinado dos políticos, tres docentes y un civil. El momento es crucial si adicionalmente vemos aumentar la espiral de violencia entre panameños que desean gas, gasolina y comida y el enfrentamiento de pueblo contra pueblo. ¿No es paradójico que la manifestación sea contra el gobierno, la asamblea y la minera pero nos trancamos la calle y enfrentamos contra nosotros mismos? 

Pareciera que la sociedad ha perdido la capacidad que nos hace en esencia humanos: la comunicación. Los antropólogos y sociólogos más tardes confirmaron que el mundo cambió cuando la especie humana fue capaz de usar la palabra para coordinar acciones o sea cuando fuimos capaces de conversar. Un salto cuántico y evolutivo dimos como humanidad cuando fuimos capaces de usar el lenguaje por medio de la palabra. Pero hoy parece que retrocedemos dada la espiral de violencia social y el ambiente de intolerancia que nos debería garantizar vivir en un país y sociedad democrática libre y basada en un estado de derecho. 

Antes se decía que la palabra vale más que el oro;  hoy más bien nadie cree en nadie. Los esposos no se creen todo, los hijos no creen en  sus padres, los hermanos desconfían entre ellos, los vínculos de sangre no garantizan el tejido de la confianza. La población tampoco confía en las instituciones religiosas, ni democráticas. Los alumnos no creen en sus profesores, los empleados no creen en sus jefes, recientemente ni los enfermos creen en sus médicos y lo que es peor no se cree en todo lo que dice la ciencia. Vivimos en  un clima de desconfianza. Impera el escepticismo. Así que consciente de esto comparto mi reflexión.  

Este escepticismo es sumamente peligroso sobre todo cuando enmascara el cinismo, el victimismo y el egoismo infantil  que no se supera con creencias, intelecto, ni posición social o en el peor de los casos cuando oculto mis verdaderas intenciones con medias verdades. La inmoralidad personal y las enfermedades mentales causan efectos graves sobre el capital humano y social de las naciones. La pandemia de desconfianza impera globalmente.  Vemos en muchos liderazgos posiciones como "estoy en contra de todo, por que no se hace lo que yo quiero y como nadie puede complacerme entonces que arda troya, todos se hunden conmigo". O también "me vale con todo; yo quiero mi propio provecho y punto". Urge una revolución de la consciencia personal y social. 

Hoy sufrimos la fiebre del narcisismo y egoísmo más álgida de la historia. Muchos líderes sufren de sociopatias y una débil salud mental. Por eso no es raro que se obsesionen  con llegar al poder, pues nada les causa más placer que reconfirmar que todo está perdido, que nadie se interesa verdaderamente en ellos, que no importan...la vergüenza, el autoodio y la culpa cultivan dentro de ellos la violencia, la muerte y todas las acciones de un dictador. Urge recuperar la sensibilidad humana, pues sino como sociedad seremos víctimas de la violencia. 

Todos sabemos que una conversación de alto impacto, surge cuando las partes tienen el compromiso de honrar y cumplir los acuerdos que se hacen en las conversaciones. No basta conversar sino honrar la palabra. Hoy la palabra está a la baja como capital social. ¿Qué está pasando con la capacidad de diálogo en el momento actual? ¿Cuál es la intención funesta que tienen los gobernantes con negarse a presentarse y dar la cara a una población hastiada de su negligencia e incapacidad de gobernar? ¿Es poca la sangre derramada? ¿No es suficiente el quiebre de la economía, la educación, la salud, la paz social, el estado de derecho? ¿Cuánto más quieren que retroceda el país y qué ganancia sacan de todo esto? 

TODOS TENEMOS RESPONSABILIDAD. 

Usted y yo querido lector no podemos ser ajenos al momento actual. La imagen con que ilustro esta parte de mi reflexión, quiere sugerir que si hay una salida para la situación actual que vivimos es hacia dentro de nosotros mismos. Es importante el llamado a aumentar nuestras oraciones, pero también a limpiar nuestros corazones de toda sombra que le impida ver en el prójimo a su semejante para jamás hacerle el mal. Ser siempre capaces del diálogo, exige ser amantes del ser humanos, exige una ética o compromiso con cumplir con la palabra dada. Tenemos que cuidar las palabras pues con ellas creamos el mundo. Los acontecimientos pueden ser narrados desde muchas perspectivas. Lo que cuenta el que se siente víctima oprimida no es lo mismo que lo que cuenta el que se siente héroe o villano en una historia. 

Para elegir nuestras palabras precisamos ser conscientes de lo que pasa dentro de nosotros; nuestros estados físicos, mentales, emocionales y energéticos reflejan la calidad de acciones que llevamos a cabo. No en vano la máxima escrita en la entrada del templo de Apolo en Delfos sea conócete a ti mismo, sintetizando el pensamiento antiguo griego con sabiduría. Este es el momento de liderar cambiando desde dentro de nosotros mismos. Pues quién se domina a sí mismo es capaz de liderar. Gandhi decía cuando inició su revolución pacífica después de ver en África como los soldados ingleses mataban a los hutus, que era imprescindible liderarse a sí mismo si pretendía liberar la India del imperio Inglés. Fue por esto que hizo los votos de liberarse a sí mismo de sus pasiones y su mente, para así emprender la lucha revolucionaria por la liberación de la India. Su historia marcó la historia en el mundo para siempre. 

Todos tenemos la tarea de empezar la liberación democrática de la nación o la defensa de la soberanía nacional de poderes extranjeros por la via pacífica del diálogo y la resistencia pacífica, pero esto requiere antes el valor de hacernos responsables de nosotros mismos para  mirar nuestra forma de ver el mundo y ser capaces de elegir mentalidades y perspectivas más amplias y profundas. Aumentar nuestra conciencia interior para cambiar la conciencia social, ecológica, económica y política actual. Tal vez usted está en su casa siguiendo las noticias, o en las calles manifestándose, o es indiferente a lo que pasa. Lo que sea que usted esté haciendo es camino para avanzar hacia dentro de si mismo y a la vez hacia afuera. Cada hermano que ha derramado su sangre por nuestra libertad a través de los tiempos nos reclama ¿Qué estamos haciendo por defenderla y protegerla? ¿Por qué no tenemos el valor de empezar  una revolución interior que termine en mejores estructuras y sistemas sociales, económicos, de justicia y desarrollo más humanos? 

El momento actual necesita valientes capaces de ser suficientemente libres interiormente como para renovar las antiguas formas de lucha social por formas más humanas y creativas de resistencia popular, de levantamiento contra la impunidad, la corrupción, la injusticia social y la desigualdad. 

Cuando cada uno de nosotros pueda desterrar de sí mismos el miedo, la avaricia, la codicia, el cinismo y el escepticismo o al menos ser consciente con humildad(sin engreimiento o falso orgullo) de su particular y única fragilidad humana tendiente al error y la parcialidad de la que todos participamos como especie entonces seremos capaces de dejar un legado para generar una nación con mayor justicia, desarrollo sostenible y paz. 

Si el pueblo, usted y yo cambiamos muy probablemente nos sorprenda descubrir que el cambio que tanto anhelábamos estaba dentro de nosotros mismos. Procuremos ser conscientes de que lo que ocurre en nuestro mundo interior se refleja en nuestro mundo exterior y que se si estamos fuertes interiormente con integridad, también podremos tejer una sociedad más fuerte e integra. 

Por: Rodolfo Caballero Rivera. 
Profesor de Ética y Moral. Consultor y Coach Integral. 
Anfitrión del Centro Integral de Panamá. 

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