Una Política Integral(Primera Parte).




“Tengo una regla importante: Todo el mundo tiene razón. Más específicamente, todos— incluyéndome a mí, tienen algunas piezas importantes de verdad, y todas esas piezas necesitan ser honradas, apreciadas e incluidas en un abrazo más amable, espacioso y compasivo».  «El punto es unificar los opuestos tanto positivos como negativos, descubriendo un terreno que trasciende y abarca ambos». Ken Wilber.

¿Qué nos enseña la crisis novembrina a los panameños?

Mientras escribo este artículo veo por mi ventana niños jugar que lucen sanos y felices. Para ellos no existen divisiones sociales, ideológicas, políticas, religiosas de ninguna índole.  ¿Es posible una convivencia social más inclusiva e igualitaria? ¿Contamos los adultos de hoy con las capacidades y competencias para generarla? Lo más preocupante del momento actual hoy 25 de noviembre de 2023 es: ¿Con los actuales enfrentamientos y divisiones qué clase de sociedad proponemos a las futuras generaciones? ¿Después de la crisis cómo se cerraron esas brechas?,  ¿En qué clase de adultos se convertirán los niños de hoy con el ejemplo de que las cosas se resuelven con cierres de calles y confrontaciones pueblo contra pueblo,  que les estamos dando los gobernantes, líderes de la sociedad civil, la empresa y líderes políticos y religiosos, educadores y padres de familia, todos ellos como miembros de la sociedad de hoy? 

No podemos negar el sufrimiento,  la fuerte tensión y desesperación que estamos viviendo todos los panameños, unos más que otros. La crisis que estuvimos viviendo por casi cuatro semanas debido a la oposición de todos los panameños al contrato minero y la minería, así como a la defensa de la soberanía y la transparencia en la gestión pública refleja que la sociedad panameña está amargamente dividida. Unos grupos intransigentes no abren las vías para que llegue alimento y otros más pacíficos pero igualmente determinados a ser beligerantes hasta que se tumbe el contrato minero se manifiestan a nivel nacional. 

También ya el pueblo está cansado de las burlas de los actuales gobernantes.  Pero tenemos que tener claro algo muy importante, nuestras diferencias no son meramente políticas- por ideologías, doctrinas, filosofías o luchas a favor o en contra de la injusticia y demás valores negativos que vivimos a diario- son profundamente culturales-visiones del mundo expresadas por medio de hábitos de comportamiento, costumbres y tradiciones. Nuestro problema es que no sabemos incluir las perspectivas de los otros y solo creemos que la nuestra es la única valida. 

Queremos una democracia y gobierno transparente que respete los valores más altos consagrados en la constitución, pero como sociedad domina la regla del juega vivo y el aprovecharse siempre que se pueda. Queremos orden en el gobierno pero tiramos la basura donde sea, contaminando ríos y playas, conducimos desordenadamente, no cumplimos con la puntualidad, y otras “maneras de ser el panameño juega vivo” ampliamente conocidas. Los empresarios evaden no solo el pago de impuestos sino que incumplen leyes laborales ni qué decir de las ambientales. En las instituciones educativas se vale copiarse en los exámenes y hasta plagiar trabajos de investigación. Vivimos una corrupción generalizada que nos estanca para desarrollarnos como país. Mientras tengamos una sociedad corrupta, tendremos una democracia corrupta. Nuestra manera de ser y actuar como individuos y colectivo social está directamente relacionada con la clase de sociedad que tenemos. Y nuestra manera de ser y de actuar procede de los niveles de conciencia ética, moral, emocional y social más primitivos y básicos que viven en cada ser humano sin excluir a ninguno. 

Miremos nuestro entorno. 

Si vamos a los barrios, nuestras calles, nuestros hogares. Lo que vemos no son familias perfectas y santas, ni personas siendo correctas todo el tiempo. “El juega vivo impera hace décadas en la cultura panameña, sin distingo de clase social, raza o credo. Somos especialmente curiosos los panameños, ¿No les llama la atención el comportamiento escandaloso de nuestro gobernantes y los funcionarios que formaron parte de cada período desde la dictadura hasta nuestra época? Siempre-unos gobiernos más que otros- han seguido siendo abusadores del poder para su propio beneficio. Muchos han dicho que tenemos una dictadura democrática.  Y si lo comparamos con nuestro comportamiento social-sin incluir a todos los ciudadanos; el promedio es buena gente y respetuoso y cuidadoso de todos- pero  la violencia no la hacen solo las instituciones, también las hacen las personas, sino miremos las estadísticas de delitos desde menores de edad hasta los de adultos, se caracterizan por homicidios, violaciones y robos. Aunque la causa de ello es multifactorial uno de los factores tiene que ver con qué tan sanos mentalmente somos como individuos. Por otra parte, hoy somos capaces de reconocer la violencia institucional cuando vemos el efecto de políticas públicas, sistemas económicos más o menos equitativos, etc. Pero, estos delitos no los lleva a cabo el gobierno, sino los individuos y organizaciones criminales. Si el gobierno está mal, la sociedad también está mal. El resultado de la clase política gobernante procede de conductas humanas realizadas por seres humanos que ocupan por un periodo un puesto de poder. 

Si tomamos en cuenta nuestra cultura, costumbres y tradiciones implícitas: ¿Qué clase de carácter demostramos  los panameños como cultura? Somos contradictorios e incoherentes, deshonestos la mayoría sin querer, aunque algunos malos hábitos que observamos en la sociedad se han arraigado y propagado de generación en generación. Pero también, somos gente buena, luchadora, alegre, optimistas, serviciales, inteligentes, polifacéticos, creativos e ingeniosos, de muy buen humor. Sabemos darle siempre la nota de picardía y sabor hasta a las tragedias. Tenemos una mentalidad interior como cultura que ha demostrado que en los peores momentos siempre hemos logrado avanzar y esta capacidad de resiliencia es formidable. Pero, podemos crecer más allá de esa mentalidad de “echar pa´lante”, a una mentalidad creativa capaz de "diseñar una sociedad, un gobierno, unas instituciones" que reflejen mejor nuestra grandeza y la de la Nación que históricamente se llama centro del mundo y corazón del universo. Jugamos un papel preponderante en el concierto de las naciones gracias a ilustres panameños que han sabido jugar su papel vital y cumplirle a la llamada no solo de la patria sino el mundo. Esta renovación colectiva de mentalidad juega a mentalidad creativa es la más urgente que podemos realizar y tendrá un impacto sobre el tipo de condiciones y capacidades que tendrán las futuras generaciones en los próximos 100 años.  

Sin embargo, como resultado de los acontecimientos y fenómenos que afectan también desde el exterior a nuestro país y a nuestra sociedad la cultura panameña con estas luces y sombras características de nuestra mentalidad se ha extendido hasta el punto de que ya no es coherente como entidad gobernable y tenemos que hacernos responsable de esta corresponsabilidad social que tenemos con todos a la hora de actuar. Un ejemplo de ello son los dos grupos que han salido a manifestarse:  la Alianza Pueblo Unido que se ha ganado el odio de muchos por los cierres de las vías públicas y su actitud intransigente aunque se ha flexibilizado en la última semana de noviembre en espera del fallo de la Corte Suprema de Justicia y las Marchas Pacíficas de los Jóvenes de Sal de las redes que han salido con civismo y sin causar daño a nadie ganándose aplausos y elogios. Los dos grupos salieron a protestar por la misma causa y están en la lucha: “No al contrato minero y un Panamá sin minería”. Unos tuvieron un efecto positivo sobre la opinión pública y el otro ha sembrado solo división y grandes perdidas económicas y de vidas perjudicando a las mayorías. La forma de actuar de un grupo denigró la causa y la del otro la engrandeció. 

Las agendas ocultas y los intereses políticos son una realidad innegable y tenemos que estar claros y tener en cuenta que son factores en el escenario de una lucha social, pero ¿cuál grupo es más coherente y creíble al final? Por sus frutos los conocerán dice el viejo adagio, y la historia nos juzgará a cada uno. Obviar nuestro rol en el devenir de la historia no impide que marche con o sin nosotros. La vida como la historia cambian constantemente y tarde que temprano nos toca experimentar el sufrimiento, la muerte, la injusticia o el oprobio. Pues otros de los peligros son la indiferencia, la apatía, la insensibilidad, la mentalidad cerrada víctima del cinismo que es primo del escepticismo y relativismo, el corazón bloqueado preso de ideas fijas, la voluntad y las manos cerradas presas de separación y miedo para hacer el bien y ser solidarios. 

Un panameño preso de estas amenazas seguramente provocará no solo daño a sí mismo, sino a su familia y a la sociedad y todos pagaremos el precio. Todos somos vitales para que la sociedad funcione mejor cada día. Esta crisis nos regala un don enorme, ¿podemos evolucionar o involucionar? ¿echamos pa´lante o echamos pa´tras o nos hundimos o nos salvamos todos? Pero nadie, ni aún el que se quite se salva como lo han demostrado la pandemia y las confrontaciones recientes. Podemos elegir evolucionar más empática, inclusiva y abarcadoramente, en lugar de seguir cerrados confrontándonos como personas. 

¿Crisis personal o crisis social o ambas? 

“Panamá tiene cáncer, cáncer de corrupción. Este cáncer se mueve en dos dimensiones, una individual y una social e institucional.  Hoy aún estamos a tiempo para ponernos en tratamiento haciendo nuestra parte como individuos y como sociedad colectiva”.

Voy a atreverme a dar mi opinión subjetiva, y por tanto parcial y limitada para que por favor la sume a la suya y no la tire a la basura descartándola, sino teniéndola en cuenta junto con la suya y la de todos los que formamos la sociedad. 

La corrupción es social también, no solo institucional y del gobierno, ni empresarial, organizacional y empresarial, todos navegamos en ella. Incluso en los más recientes estudios la narcopolítica se confunde con la corrupción, con la financiación de candidaturas políticas de figuras que sirven a miembros de organizaciones delictivas dedicadas al tráfico de estupefacientes y sustancias ilícitas, no solo en nuestro país sino también en todo el mundo. Debemos abrir los ojos ya que existe una solución a la partidocracia, el hiperpartidismo y la corrupción generalizada a todos los niveles de la sociedad que está separando a nuestro país dejándolo dividido, roto y confrontado ciudadanos contra ciudadanos, además de empobrecido y subdesarrollado. El centrismo político -o como lo cantaba Oscar De León “aquí no estamos con la derecha, tampoco con la izquierda, de frente Panamá”- o lo que es lo mismo una posición neutra,   sin embargo, no es una solución viable porque quedan muy pocos puntos en común por encontrar. Vivimos una crisis de desconfianza en todos los estratos de la sociedad. No hay líderes creíbles ni partidos creíbles, la contradicción y la incoherencia divide las masas a cada momento por la decepción de ver su figura redentora favorita, caer en los más bajos instintos, con los escándalos consecuentes, lo que trae una desesperanza crónica generalizada que paraliza tanto la economía como el progreso social. 

Para reparar nuestra política rota y a la vez más y más compleja, necesitamos aumentar nuestra inteligencia cultural colectiva para generar los sistemas adaptativos correctos que permitan el ajuste socio político que todos anhelamos. Para ello, en primer lugar, tenemos que ser el cambio que queremos ver en nuestros gobiernos y sociedad en general. No tenemos que aceptar la partidocracia actual ni la corrupción con la excusa de que el panameño es así.  Podemos aspirar a una democracia para el bien común real y verdadera, pero eso requiere un sacrificio y un esfuerzo de cada uno de nosotros. La disciplina y los buenos hábitos juegan un papel crucial para transformar nuestra sociedad. ¿Por qué? ¿Por qué usted resulta esencial para este cambio cultural de una cultura de integridad y valores positivos? Panamá tiene cáncer, cáncer de corrupción y estamos a tiempo para ponernos en tratamiento haciendo nuestra parte. El cáncer es crónico y se expande continuamente a todos los niveles de la sociedad. No hay un órgano de gobierno libre de este cáncer. Construir y vivir los valores del respeto, la igualdad, la libertad, la justicia, la integridad, la honestidad, en todos nuestros asuntos representa el cambio que el país merece y espera, por que está dando gritos de agonía en cada crisis social para que de una vez por todas crezcamos dejando el rol de víctimas que solo esperan un salvador cada cinco años y se conforman con migajas, y a la vez despertemos del letargo que nos hace creernos incompetentes y mediocres para ser suficientemente grandiosos como para exigir desde nuestra grandeza y dignidad la transparencia y la rendición de cuentas, la capacidad y lo mejor no solo a quienes nos gobiernan sino a la sociedad por entero. 

El desafío de hacer más grande a Panamá. ¿Podemos cambiar nuestra cultura del juega vivo en una cultura de grandeza? 

Me duele mi país. Me duele el sufrimiento humano. Me duele la impotencia, la pasividad, la indiferencia que no solo habita en mí sino en mis compatriotas. ¿Nos dejan dormir los gritos de los miles de panameños que sufren la desigualdad, la escasez de oportunidades, la justicia selectiva, las inundaciones, el hambre, la mala calidad de los servicios de agua, salud, transporte y educación? ¿No vale la pena este compromiso cívico por un Panamá con mayor equidad e igualdad para todos los que habitan nuestro terruño? ¿Podemos mover a Panamá a su siguiente nivel de adaptación evolutiva? Mientras exista una interacción fluida entre las condiciones de vida y nuestras capacidades para abordar la complejidad, existirá un equilibrio con nuestras necesidades de sobrevivencia en esas condiciones de vida. Para cambiar las condiciones de vida se puede buscar respuestas en uno mismo o bien darse cuenta de que las antiguas maneras de pensar no nos están dando solución a las necesidades de hoy. Para que lo segundo ocurra en una sociedad se requiere de un número crítico de personas que apoye este pensamiento y promueva el cambio hacia una cultura con integridad para generar un punto de inflexión. El otro enfoque es mirar pasar los cambios en las condiciones de vida: desde un desastre natural hasta una crisis financiera mundial y tolerar pasiva y a veces hasta cruelmente las medidas políticas, sociales y económicas a las que nos sometan los políticos de turno. 

Salir del juega vivo panameño, a usar la inteligencia colectiva de la mejor manera, es posible de lograr. La gente hoy en día, está más empoderada y más informada, pero desconfía del poder y de los políticos, las empresas tienen que ir más allá de lo legal para actuar en el espacio de lo legítimo, y esta realidad está causando problemas para la gobernabilidad y la materialización de las inversiones necesarias para nuestro desarrollo. Sin un adecuado complemento que ilumine sobre los orígenes del descontento y su evolución, y proyecte espacios de posibilidades y de acción, esta lectura resulta vacía. Ya sabemos qué pasa, pero no por qué pasa. La inteligencia cultural ve a través de los valores fundamentales o unidades de sistemas de adaptación que se excluyen mutuamente y es la fuente donde se encuentran nuestros conflictos actuales. Y una vez que veamos más claramente los valores fundamentales conflictivos de Panamá, podremos comenzar a reconocer cómo estos valores aparentemente incompatibles pueden en realidad funcionar juntos. Estamos ante un momento de transición evolutiva como nación, como pueblo y todos podemos comprometernos activamente a participar en él. En lugar de hacer diagnósticos lineales necesitamos diagnósticos integrales que incluyan todas las perspectivas, para mapear adecuadamente las grandes complejidades que se nos presentan. 

El futuro está lleno de posibilidades y oportunidades, solo para los que están dispuestos a tomar la complejidad como obligatoria, para ser capaces de generar un futuro que funcione mejor para todos. En cambio, para los que creen en el mito de lo dado, “hay un problema”, “allá afuera que está difícil”, “que no quiere cambiar”, “que es culpa del gobierno de turno o es a causa de la corrupción o de la mentalidad de la gente, o de tal o cual ideología política”. Pero, ¿y? ¿Cuál es su papel como ser vivo en el gran organismo de la vida? ¿A qué nos mueve este pensamiento lineal de este sujeto que se ve separado del mundo y la cultura y la observa como si él no estuviera implicado en el caos y la complejidad de la vida entretejida queriendo evolucionar hacia manifestaciones más y más totales, comprehensivas y abarcadoras? ¿No estamos conectados al Big Bang de hace 13 mil millones de años y que ha desplegado todo este hermoso universo y continua creciendo y decreciendo pero que avanza hacia mejores y mayores complejidades y totalidades? Tenemos que tomar en cuenta que todo está evolucionando y que nosotros somos parte fundamental de ella. 

El papel de las visiones culturales. ¿Cómo activar y usar mejor la inteligencia cultural colectiva? 

Para comprender la cultura panameña, debemos reconocer las unidades básicas de la cultura, que son las visiones del mundo.  

El ser humano de hoy está obligado a preguntarse permanentemente: ¿Qué tipo de ser humano está emergiendo? ¿Qué nuevo sistema multiparadigmático global quiere surgir en este momento para elevar y  profundizar el potencial humano? 

¿Qué nueva “humanidad” (sistemas de gobierno, empresa, familia, cultura y sociedad) está comenzando a ser habitual en la cultura global actual y en la cultura local?

Las visiones del mundo son conjuntos coherentes de valores que persisten a lo largo de múltiples generaciones(Para detalles, lea ¿Es posible una política más elevada? ). Estos sistemas de valores a gran escala enmarcan, es decir configuran la realidad y proporcionan identidad, nos hacen sentir de un modo en las condiciones de vida que experimentamos y con ello nos abren o cierran a posibilidades, oportunidades, recursos y opciones constantemente. Si tenemos despierta la conciencia. Si miramos más allá de la política binaria de izquierda y derecha, podemos ver cómo la cultura global está, de hecho, dividida en tres visiones del mundo principales a saber: 

1. Tradicionalista(30% de la población). 

2. Modernista(50% de la población). 

3. Progresista (20% de la población). 

La cosmovisión dominante o paradigma de la modernidad, la cosmovisión tradicional socialmente conservadora y la cosmovisión posmoderna progresista, que ha surgido en los últimos cincuenta años. Cada una de estas grandes visiones del mundo incluye valores positivos que nuestra sociedad necesita, así como patologías negativas que debemos superar. Desde la perspectiva de cada una de estas visiones del mundo, las demás parecen equivocadas. Cada visión del mundo ve los aspectos negativos de las otras, pero no ve el bien intrínseco que las otras visiones del mundo están tratando de lograr.

Sin embargo, cuando utilizamos la inteligencia cultural para ver las tres visiones del mundo desde fuera y desde arriba, podemos empezar a reconocer su interdependencia mutua.

¿Podemos sacarle lo positivo a cada visión y hacerlo mucho mejor? Por supuesto que sí. 

La inteligencia cultural comienza por distinguir las ventajas de cada visión del mundo de sus desventajas. 

Para ver cómo funciona esto, comencemos con la cosmovisión de la modernidad. Los valores positivos modernistas incluyen: 

Libertad individual.

Derechos humanos.

Imperio de la ley.

Progreso económico y científico.

Logro y prosperidad. 

Estos valores liberales son la columna vertebral de nuestra sociedad.

Los aspectos negativos de la modernidad incluyen: 

Degradación ambiental.

Desigualdad económica.

Proliferación nuclear

Los aspectos negativos de la modernidad hacen que algunos la rechacen. Pero esta importante visión del mundo se puede desarrollar y mejorar.

La cosmovisión tradicional también tiene aspectos positivos y negativos. Los valores positivos tradicionales incluyen:

Lealtad a la familia y al país.

Deber y honor

Sacrificio por el bien común

Valores tradicionales como estos representan nuestro patrimonio cultural.

Los valores negativos del tradicionalismo, sin embargo, incluyen: 

Racismo

Sexismo

Homofobia

Autoritarismo

Los tradicionalistas también tienen tendencias autoritarias. Sin embargo, al igual que la modernidad, la cultura tradicional no necesita ser eliminada: podemos conservar lo mejor y al mismo tiempo eliminar lo peor.

Al igual que ocurre con el modernismo y el tradicionalismo, la cosmovisión progresista posmoderna también tiene aspectos positivos y negativos. Los valores positivos progresistas incluyen: 

Ambientalismo

Diversidad e inclusión

Justicia social para todos los niveles de la sociedad

Los valores progresistas brindan un nuevo nivel de atención que puede ayudar a que Panamá se convierta en una sociedad más moral.

Los valores negativos progresistas, sin embargo, incluyen: 

Antimodernismo.

Patriotismo invertido.

Políticas de identidad divisivas.

Regaños moralistas.

Demandas tiránicas de reforma inmediata.

Cada una de estas mentalidades están en conflicto, hasta ahora! El conflicto es de valores que se expresan a través de individuos y grupos de todas las categorías en el contexto nacional y global. Las mentalidades y los sistemas de valores están vivos, como organismos que operan en conjunto en la vida cotidiana de cada uno de nosotros. Funcionan igual que los genes, y es por eso que se les denomina vmemes, puede buscar más información al respecto en internet(Espiral Dinámica Integral).  La nueva habilidad emergente de la inteligencia cultural constituye una perspectiva desarrollista trascendente porque, si bien afirma valores progresistas, también reconoce la legitimidad y la necesidad continua de los valores modernistas y también de los valores tradicionales. Y al igual que un ecosistema biológico, estas diferentes partes de nuestro ecosistema cultural son interdependientes.

El momento “eureka” de la inteligencia cultural llega cuando vemos cómo todos estos valores son necesarios, no sólo para nuestra sociedad en general, sino para cada uno de nosotros personalmente. Y a medida que llegamos a apreciar y afirmar todo el espectro de valores positivos, literalmente elevamos nuestra propia conciencia. El uso de la inteligencia cultural no cambia los valores que apreciamos, incluye todos, fortalece nuestros valores y aumenta nuestra capacidad de recibir energía del poder motivador de una gama más amplia de valores positivos.

La única manera de superar la hiperpolarización que nos tiene enfrentados “buenos contra malos” lo mismo que los niños cuando se pelean jugando es superarla efectivamente convirtiéndose en una sociedad más madura. Lo que significa que necesitamos mejorar la cultura panameña -que no es solo el folclore, costumbres y las tradiciones de nuestro pueblo en general- sino una mentalidad que hacemos viva cada uno en todos los ámbitos con nuestras acciones orientadas a fortalecer los valores de cada visión del mundo y, al mismo tiempo, limitando los aspectos negativos de cada una de ellas. Por lo tanto, al aumentar nuestra inteligencia cultural colectiva, Panamá puede convertirse en una mejor versión de sí misma gracias al cambio de consciencia individual y social es decir, comprometernos disciplinadamente a llevar una vida integral para que seamos el país no solo más competitivo y más sostenible forjado por gente buena y llena de grandeza.  Para la teoría integral que ya vamos a presentar, cada situación, cada fenómeno de la existencia, es parte del todo, el universo continuamente evolucionando no solo a través de usted, sino como verá en el próximo artículo, también de nuestra sociedad, nuestra cultura, los ecosistemas, los procesos históricos y acontecimientos, en fin, no hay nada que se escape de la evolución. Es decir, la crisis que estamos viviendo, que de hecho algunos explican es multidimensional,  multifactorial, multisistémica, influida por factores exógenos como endógenos a nuestra cultura, sociedad, gobierno y medio ambiente, es una gran invitación a evolucionar. La teoría integral propuesta por Ken Wilber nos brinda un mapa comprehensivo, abarcador, más coherente y más completo de las verdades parciales y fragmentadas.  

La visión integral nos explica que las realidades son holonómicas, es decir que están compuestas por  holones inferiores unidos a holones superiores, formando una gran imagen. El Kosmos como totalidad está conformado por holones, es decir pequeños elementos formando en grados más y más complejos mayores totalidades reflejando más plenitud e innovación. Cada elemento en particular está unido a elementos que conforman organismos mayores, ejemplo: partículas, átomos, materia, o una letra, junto con otras forman palabras y las palabras forman oraciones. Esta realidad holónica es como la gramática no la vemos ni pensamos en ella, pero está allí y hace que el lenguaje sea coherente y algo universal. De la misma manera “nuestra crisis multidimensional” es reflejo de un proceso de evolución como nación y en el que participamos a nivel global y del cosmos entero con cada pensamiento, actitud, posición, sentimiento, emoción y acción. 

¿Qué responsabilidad nos toca asumir ante este constante despliegue evolutivo? 

¿Cómo llevamos a la práctica esta nueva mentalidad multiparadigmática colectiva y cultural? En los siguientes artículos veremos ¿Qué es la teoría integral y cómo aplicarla individual como colectivamente? ¿Cómo podemos aplicar la consciencia integral a la política y a la sociedad en general? 

Mientras nos volvemos a encontrar en este espacio toma en cuenta y reflexiona esta frase del pionero en la teoría integral y mi maestro Ken Wilber: «Sé el más ético, el más responsable, el más auténtico que puedes ser con cada respiración que tomes, porque estás cortando un camino hacia el mañana que otros seguirán”.

Usted como yo ya no podemos negarnos a responder al llamado que la historia y la evolución misma del universo nos hace.  Aunque la mayor parte del tiempo en lo cotidiano, nos ensimismamos y olvidamos de lo que pasa con los demás.  A pesar de usted o contando con usted, asumir nuestro rol evolutivo como pioneros conscientes de la evolución es una tarea que no podemos posponer y ya está en marcha. 

Observo cada día en calles, escuelas y barrios niños que saben jugar juntos, se divierten, se pelean, gruñen y se gritan, pero al día siguiente siguen jugando. Lo milagroso no es que juegan, sino que se hacen amigos para toda una vida. Usted y yo tal vez tenemos amigos de nuestra infancia que lo han sido hasta ahora que somos adultos.  La política es un juego serio, pues impacta la sociedad especialmente a los más vulnerables y el destino de una nación. Podemos contar con una conciencia más comprehensiva, amplia y profunda al abordar la dimensión política de la naturaleza humana, podría ser el salto cuántico que está esperando la humanidad para brillar en su máximo esplendor en un mundo con paz, justicia, libertad, fraternidad, igualdad verdaderas. 

Todos somos aprendices, en mi caso me considero un aprendiz y un maestro de la consciencia integral, y de la profunda interrelación que existe entre el cuerpo, la mente, el alma y el espíritu humano así como con el Espíritu divino, el Universo, la Sabiduría de la Vida,  que es imposible de evitar, pues con cada dificultad que me ha presentado la vida en lo personal, familiar, profesional, religioso, espiritual y social he tenido que aprender forzado por las condiciones de vida y circunstancias que me han tocado vivir a darme cuenta de cuan vivas están esas cinco realidades en mi. Me he equivocado, no soy perfecto, fallo, tengo defectos y también virtudes, igual que usted tengo mi historia. En tanto como persona he conocido personas a las cuales les sirven las experiencias que he vivido, las lecciones que he aprendido y los crecimientos que he logrado en mi desarrollo y madurez a mis 51 años, me siento contento de estar aprendiendo y compartiendo mis conocimientos y experiencias con los que me piden coaching, conferencias, seminarios, o consejos y perspectivas personales como mis  amigos, familiares, colegas y conocidos. Por estos motivos, al considerar mi paso por la política en un momento dado de mi carrera profesional, considero que es urgente proponer una revolución local y global de la consciencia política donde de todo lo que he leído e investigado en mi vida, la consciencia integral juega un papel contundente para llevar la paz, el desarrollo sostenible, la justicia, los derechos humanos y todos los valores positivos que sean posibles a la política en la actualidad. Nada de lo que hagamos por mejorar la política dejará de tener su efecto sobre las estructuras políticas, sociales, económicas, y ecológicas que conforman nuestras realidades. 

Es urgente involucrarse y participar en la buena política integral. Con ello hago la distinción que política integral no significa que todas las políticas son buenas, hay políticas más y menos estúpidas, obtusas, cerradas, represivas, con sus consecuentes daños para los gobernados y las naciones. Tengo absoluta fe en esto: si tomamos en cuenta nuestras dimensiones físicas, intelectuales/mentales, emocionales y espirituales, podemos encontrar amplias y más profundas y significativas alternativas para afrontar no solo la multicrisis actual sino también evitar las crisis que nos amenazan. En ellos pongo mi razón e inteligencia, y mis conductas resuenan con esta fe. Usted también, le sugiero hacer ese puente entre lo material y espiritual, la razón y la fe, por que sino es ahora ¿cuándo? Sino es usted, ¿quién? Vayamos ahora a nuestras realidades personales, sociales, políticas, familiares, religiosas, con una consciencia más integral y sensible. 

Lo invito a leer la segunda parte de este artículo dando click en este vínculo. 

Muchas gracias por permitirme compartirle mis reflexiones, espero que sean útiles, inspiradoras y constructivas para usted. Si le beneficia puede compartirla con su comunidad. Deje sus comentarios más abajo.


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